miércoles, 13 de agosto de 2014

SOBRE LOS GRUPOS DE APRENDIZAJE COOPERATIVO Y EL EMPLEO DE LA TECNICA: PUZZLE DE ARONSON


COMO PROLOGO…

La elección de la técnica Puzzle de Aronson como metodología de aprendizaje cooperativo radica en que favorece al liderazgo compartido; a la formación de grupos heterogéneos; la creación de relaciones interpersonales entre los miembros del grupo que implica demostrar interés por el máximo rendimiento de todos y cada uno de los sujetos; adquisición de ciertas habilidades sociales y el compromiso y responsabilidad de ayudar a los diferentes miembros del grupo.

ANÁLISIS DEL EMPLEO DE ESTA TECNICA EN LOS GRUPOS DE APRENDIZAJE COOPERATIVO


El Sistema de Educacion Plurinacional enfatiza los procedimientos, valores y actitudes que constituyen el currículo y la intervención educativa. Según éste, el lenguaje e impulso, el trabajo en grupo, la formación de equipos de aprendizaje, el desarrollo de actitudes de cooperación, etc. constituyen una variable importante de formación de cara a una eficaz integración con la sociedad.

En este proceso de convergencia, la actividad docente adquiere nuevos enfoques (autorización y atención más personalizada del alumno, seguimiento y evaluación de las actividades no presenciales, coordinación entre docencia personal y no presencial,…), lo que supone implicaciones directas en la metodología docente (Zabalza, 2000; Mayor, 2003). Todo ello supone el conocimiento y utilización de otras técnicas o estrategias metodológicas que aseguren el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el que el alumno ha de ser el eje fundamental, el protagonista de su propio proceso de aprendizaje, en torno al cual gire el diseño de los currículos de cada plan de estudios.

El aprendizaje cooperativo, según Ovejero (1990), se define como una situación de enseñanza-aprendizaje en la que los estudiantes pueden conseguir sus resultados sí y sólo sí los demás que trabajan con ellos, consiguen también los suyos. En consecuencia, a través de métodos y técnicas de aprendizaje cooperativo, se trata de lograr, según Johnson and Johnson (1989a) cinco elementos esenciales: interdependencia positiva, interacción cara a cara, responsabilidad individual, habilidades sociales y el procesamiento grupal autónomo.

Las ventajas en el uso de técnicas de aprendizaje cooperativo en educación, contrastadas en numerosos trabajos de investigación, han sido resumidas por García, R.; Traver, J. y Candela, I. (2001), destacando, entre otras, el aprendizaje directo de actitudes y valores, la mejora de la motivación escolar, la práctica de la conducta prosocial, la pérdida progresiva de egocentrismo, el desarrollo de una mayor independencia y autonomía, etc. Sin embargo, no deben olvidarse algunas de las dificultades con las que nos encontraremos en su implementación (espacios/aulas inadecuadas para el desarrollo de trabajos en grupo; individualismo del profesorado; excesivo número de alumnos por aula; etc.).

Existen diversas técnicas de aprendizaje cooperativo, destacando entre otras, el Puzzle o Rompecabezas de Aronson (1978), la diferencia entre esta estrategia metodológica y otras se centra en el énfasis con el que se plantea en la dependencia positiva entre sus miembros, de manera que el valor de la acción individual se vincula al resultado grupal. Para ello, se estructuran las interacciones entre los miembros del grupo a partir de dos tipos de funciones: la investigación de subtemas aislados y la recomposición del tema completo.

La idea central de esta propuesta consiste en subdividir a la clase en equipos de trabajo denominados grupos puzzle. Cada uno de los componentes del equipo elige y se hace responsable de una parte diferente de la tarea a realizar, con lo que se constituye un nuevo equipo integrado, denominado grupo de investigación o grupo de expertos, compuesto por cada una de las personas de los grupos puzzle que han elegido ese mismo subtema. Una vez elaborado este subtema, los miembros del grupo de investigación o de expertos vuelven a su grupo puzzle para exponerlo y recibir la información del resto de sus compañeros, de manera que la totalidad del trabajo está condicionado por la mutua cooperación y responsabilidad entre los miembros del grupo puzzle.

Una de las cuestiones que se plantea el puzzle de Aronson es la necesidad de redefinir el papel del profesorado, siendo necesario que desarrolle las siguientes tareas:

1.- Seleccionar los miembros del grupo puzzle, utilizando para ello la heterogeneidad como criterio para la elaboración de los grupos.

2.- Proponer el tema a trabajar, el cual ha de poder dividirse en tantas partes como miembros del grupo puzzle, con un peso específico similar, para no producir desigualdades entre sus miembros.

3.- Proporcionar el material necesario, ajustado a la temática a abordar.

4.- Asesoramiento a cada grupo durante la realización del trabajo, por lo que la interacción de los alumnos con el profesor ha de basarse en una reflexión previa, fundamental desde una perspectiva constructivista y significativa del aprendizaje

5.- Calificar el resultado, haciendo uso de criterios e instrumentos de evaluación y calificación acordes al espíritu con el que se plantea el aprendizaje cooperativo, es decir, el énfasis sobre la interdependencia positiva. (Ovejero, 1990).

Lastimosamente, en nuestro ámbito educativo, los grupos de trabajo son muy cerrados, limitándose, en muchas ocasiones, a mantener relaciones con aquellas personas con las que mayor afinidad poseen desde el primer curso, teniendo en consecuencia una relación escasa con el resto de sus compañeros.

De los diferentes aspectos que conforman el programa de la materia (objetivos, contenidos, competencias a adquirir por el alumnado, metodología y evaluación, entre otros), cabe destacar el desarrollo de un aprendizaje significativo, a través de la construcción activa del conocimiento, en donde el alumno desenvuelve, en todo momento, un papel activo. Igualmente, debe destacarse el establecimiento de una metodología de trabajo activa y participativa, donde las exposiciones realizadas por los profesores se combinan con prácticas individuales y en pequeño y gran grupo, en donde el alumno ha de asumir ciertas responsabilidades; respetar las aportaciones de los demás; comunicarse asertivamente; actuar de manera crítica; compartir conocimientos, recursos e ideas; así como implicarse en procesos de mejora personal y social, de cara a adquirir o mejorar determinadas competencias participativas y sociales.

Por esto, una de las principales potencialidades del Puzzle de Aronson es la creación, entre los alumnos, de vínculos de interdependencia, ya que las tareas de aprendizaje a realizar se dividen entre los miembros que forman los grupos de trabajo, favoreciendo, de este modo, una interdependencia de fines y medios que, a su vez, implica la dependencia entre los miembros del grupo para lograr los objetivos marcados en dicha tarea.

Recordamos que el objetivo prioritario de esta técnica es favorecer el desarrollo cognitivo de los alumnos y promover relaciones positivas e intensas, más horizontales y menos individualistas entre los estudiantes que conforman el total del grupo-clase. Complementariamente, debe señalarse como una de las características más significativas de dicha técnica, la realización de trabajos y tareas por parte de los alumnos no de modo grupal, sino cooperativo, en donde los objetivos de los sujetos están vinculados de tal modo que la consecución de los fines de cada uno de ellos estará condicionada por el logro de los mismos por parte de todos los integrantes del grupo.


CONCLUSION
A pesar de que el aprendizaje cooperativo se encuentra inmerso en el nuevo Sistema de Educacion Plurinacional, debe tener una transferencia a la acción, no limitándose a ser un contenido teórico más.

Esta tipología de aprendizaje se enmarca dentro de una dinámica de cambio, que implica involucrar a los diferentes estamentos educativos (profesorado, alumnado, instituciones, etc.). La técnica del puzzle implica relaciones de interdependencia positiva entre el alumnado, así como un replanteamiento del papel del profesorado, el cual ha de estar preparado para asumir las dificultades iniciales que plantea el aprendizaje cooperativo.


BIBLIOGRAFIA
Ministerio de Educacion, Cultura y Deporte. “Revista Digital http://www.ite.educacion.es/formacion/materiales/126/cd/unidad_9/mo9_formacion_de_grupos_cooperativos.htm “. Madrid, España

SERRANO, J.M. Y GONZÁLEZ-HERRERO, M.E. (1996) “Cooperar para aprender ¿Cómo implementar el aprendizaje cooperativo en el aula?”. Murcia, España: Diego Marín.

Universidade do Minho (2009). “Actas do X Congresso Internacional de Psicopedagogia”. Braga, Portugal: ISBN- 978-972-8746-71-1

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